martes, 22 de enero de 2008

Entre el descenso y cambio de dirigencia


El equipo de futbol Jefferson Sonsonate, de la Segunda División salvadoreña, está pasando por un mal momento, ya que lucha por no descender a la Tercera División, o salvar la categoría y pasar a manos de otra dirigencia.
Foto: Rosalba Noyola
Direcciones técnicas. El director técnico Ricardo Herrera, dando instrucciones a sus jugadores para que puedan desempeñarse mejor en el terreno de juego.
La última fecha del 25 de marzo, el Jefferson se enfrentó con el Juventud 72 de Cara Sucia, Ahuachapán, que ocupa el último lugar del Grupo “A”. Los ahuachapanecos ganaron 2-1. El resultado casi mandó al descenso a los sonsonatecos, ubicados en la décima posición.
Únicamente quedan dos juegos para que finalice el torneo de clasificación regular: 1 y 4 de abril próximo. “Sólo nos falta sumar tres puntos para seguir en la Segunda División, los cuales pretendemos obtener en el próximo encuentro, que disputaremos con el Nejapa (San Salvador) que ya se encuentra clasificado a la semifinal”, manifestó Ricardo Herrera, director técnico del Jefferson Sonsonate.
“Esta es una crisis que ya se veía venir ante el poco apoyo de la afición, institución educativa y de la directiva del club que al inicio fue formada por 18 miembros, pero que ahora sólo hemos quedado tres. Ante este panorama gris, poco o nada se puede hacer, para que la categoría continué en Sonsonate”, explicó el presidente del Jefferson Sonsonate, Abraham Kattan.
Para el directivo, lo que interesa es salvar la categoría. Al finalizar el torneo, lo más probable es que la categoría del Jefferson Sonsonate se vaya para San Salvador, ya que la Fundación Educando a un Salvadoreño (FESA) desea que se le traspase. Así, supuestamente, se mantiene el objetivo con que fue creado el equipo de la Ciudad de los Cocos: involucrar en las ligas profesionales a los jóvenes talentos del futbol estudiantil. “No será vendida la categoría, sólo se habla de un traspaso, ya que siempre mi persona seguiría siendo el presidente”, afirmó Kattan.
Durante el torneo, al no obtener triunfos el equipo, la afición dejó de acudir al estadio. En los primeros encuentros, la taquilla era aproximadamente de $1,300, pero luego decayeron hasta $250. Esto volvió más difícil la sostenibilidad del club, ya que entre pago de jugadores, cuerpo técnico, uniformes, alimentación y transporte, cuando se juega de visita, se necesita un promedio de $2,500 mensuales.
“Fue un proyecto pensado en grande. Lastimosamente dentro de la institución educativa por parte de los maestros, Consejo Directivo Escolar, no se tuvo el apoyo que se esperaba,” comentó Baltasar Rodríguez, director del Instituto Nacional Thomas Jefferson.
“Sería lamentable que el Jefferson Sonsonate ya no participe en la Segunda División de fútbol salvadoreño, pero no se encuentra en el pueblo sonsonateco el apoyo necesario para seguir participando”, expresó el portero Jimmy Rodríguez.